En el día de ayer, 18 de junio, en el Juzgado de Instrucción 12 en el Palacio de los Tribunales, se convocó al Jefe del Ejército y al Ministro de Defensa para responder al nuevo Habeas Corpus presentado por Nora Cortiñas, madre de Gustavo Cortiñas desaparecido desde el día 15 de abril de 1977. Han pasado ya 38 años, pero las autoridades siguen sin dar respuesta alguna.
Con el patrocinio de la Asociación Gremial de Abogadas y Abogados, presentes en el juzgado, la presencia del Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina Mons. Arancedo y su asesor y la presencia de siete representantes del Ministerio de Defensa y del Ejército, entre ellos del Archivo General del Ejército y abogados en representación del General Cesar Milani y Agustín Rossi, se inició la audiencia con la protesta de los abogados de Nora Cortiñas por la no comparecencia de los convocados, el Jefe del Ejército y el Ministro.
Acompañé en la audiencia a Norita, hermana del alma y militancia en defensa de la vida y la dignidad de las personas y los pueblos.
No me voy a referir a la parte jurídica, ya que los abogados de la Asociación Gremial se manifestarán sobre los hechos y como continuar las acciones, sino señalar aquello que me conmovió en la audiencia.
Monseñor Arancedo, Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, se puso a disposición de Norita y la justicia para ver si la iglesia tenía información sobre Gustavo.
Los representantes del Ejército y el Ministerio de Defensa respondieron que no tenían información alguna en sus archivos sobre Gustavo. Todo volvió a foja cero, no hay rastro alguno sobre la persona buscada.
En toda la audiencia vi a Norita que escuchaba atentamente cada palabra, con serenidad como buscando en lo profundo de su ser una luz a su búsqueda permanente de saber de su hijo y de los 30 mil que aún esperan respuesta. Estaba atenta a cada gesto de los presentes. Al agotar los argumentos y las exposiciones, Norita habló y dijo: No busco venganza, sólo quiero Verdad y Justicia, saber que pasó con mi hijo. Continuaré buscando hasta llegar a la Verdad, esto que pasó hoy aquí no es el final. Como madre no dejaré de buscar a mi hijo y a los 30 mil desaparecidos.
Estaba serena y sus palabras fueron claras y contundentes; su rostro reflejaba tristeza y a la vez esa resistencia de mantener viva la memoria y su inclaudicable lucha en defensa de los derechos humanos. Quedan pasos por dar y determinaciones a tomar como recurrir a la Comisión Interamericana de DDHH y a la Corte Interamericana para llegar a la Verdad y la Justicia.
La falta de coraje del General Cesar MIlani y del Ministro de Defensa Agustín Rossi, quienes no quisieron enfrentarse con la mirada de una madre que los cuestiona e interpela y que reclama el derecho de saber dónde está su hijo. Las autoridades han ocultado sus sombras en la oscuridad.
Norita no está resignada al olvido y el ocultamiento de lo ocurrido desde el ‘76 al ‘83. Hay cosas que no cotizan en la bolsa, que no se venden ni se compran, como son la dignidad y la lucha por la vida. Ese es el ejemplo que da a la sociedad, al país y el mundo, esta Madre.
A pesar de tanto dolor, su rostro y sus pensamientos están vivos en la resistencia y el coraje de seguir construyendo un mundo más justo y humano y que nunca más vuelva a ocurrir lo vivido en el país y en el continente, el secuestro y desaparición forzada de personas.
Cuando salimos del Palacio de Justicia, después de tres horas de audiencia un grupo esperaba a Norita para expresarle su solidaridad y apoyo. Son los compañer@s de caminada y lucha que no han claudicado y continúan la lucha por una nueva sociedad.
Norita es ejemplo de esa lucha por el mundo que dejará a las generaciones venideras; en la audiencia recordó a su nieto y bisniet@s. El futuro se construye con el coraje de hacer el presente.
Gracias Norita por tu ejemplo de vida.
Adolfo Pérez Esquivel