Este 24 de marzo el pueblo argentino inundó las calles y plazas de todo el país para decir «nunca más» al terrorismo de Estado al que nos sometió la última dictadura cívico-militar, y para exigir más Memoria, Verdad y Justicia que nos ilumine el presente para construir un mejor futuro.
Más allá de las diferencias sectoriales, políticas y religiosas, sabemos valorar y respetar la diversidad, que es la gran riqueza de nuestros pueblos. Y por suerte cada día somos más los argentinos que consideramos a los derechos humanos en su integralidad, sin acotarlos a una sola época, pensando en las generaciones pasadas, presentes y futuras.
Pero la Paz es fruto de la Justicia, las heridas provocadas son profundas, no están cicatrizadas, y en algunos casos están creciendo.
Obama vino un 24 de marzo, y no cualquier 24, el mismo en que se cumplieron cuarenta años del último golpe de Estado. Lamentablemente no vino a asumir en nombre de Estados Unidos las responsabilidades que le corresponden por violaciones de derechos en Argentina y la región. Más allá de esto, vale destacar que sus gestos de acercamiento y respeto con la desclasificación de documentación de la época y el homenaje a las víctimas dejan en vergüenza a varios grandes medios argentinos que aún pregonan en sus editoriales una retórica de defensa disimulada de la última dictadura y su propio rol de cómplices.
Son estos medios y el actual gobierno de Cambiemos los responsables de promocionar un EE.UU. que respeta los derechos humanos, cuando el mismo Obama me reconoció que ellos los violan en la actualidad.
Resulta contradictorio que el gobierno argentino diga que hay que mirar al futuro y no le haya exigido a EE.UU. que ratifique la Convención Americana de Derechos Humanos, mientras que sí firmó una declaración de apoyo a la OEA y al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. EE.UU. hoy es sede de la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero es el único país de América que no adhirió ni ratificó al Pacto de San José de Costa Rica. Lo que no le impide arrogarse el derecho de viajar por el mundo con su propia vara para premiar y castigar a propios y ajenos en nombre de nuestros derechos.
Hagan lo que digo, pero no lo que hago. Estados Unidos nunca fue aliado de la Argentina, cuando hubo buenas relaciones era porque les estábamos entregando nuestra soberanía y recursos a bajo precio. En este sentido debemos estar atentos al convenio firmado para la lucha conjunta contra el narcotráfico, ya que casi siempre han servido para introducir caballos de troya que terminan aumentando el injerencismo de EE.UU. en asunto internos.
Por otro lado, poco se habló del Nunca Más económico, que es el que necesitamos para no volver a aceptar el grillete de la deuda externa como un instrumento de dominación que siempre nos ha dado la misma fórmula: más pagamos, más debemos y menos tenemos. No es de país “normal” acordar pagos multimillonarios para una deuda comprobadamente ilegítima, ilegal e impagable.
En la región hay grandes intereses económicos y políticos que buscan aumentar nuestra dependencia socavando a ciertos gobiernos no disciplinados, para quitarles el apoyo de sus pueblos. En Brasil hoy se está aplicando la metodología de golpe blando, impuesta ya en Honduras, Haití y Paraguay, con la complicidad del Poder Judicial y/o parlamentario, las fuerzas armadas, corporaciones empresariales y el aval de EE.UU. Eventos que se suman a los intentos de golpe con acciones violentas como los de Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Por eso hoy, a cuarenta y a 200 años, lo importante es que los argentinos y latinoamericanos seguimos demostrando que hemos aprendido a defender nuestra democracia y nuestra soberanía más allá de los gobiernos y los injerencismos, porque sabemos que las banderas del cambio y del futuro son nuestras y se defienden con más democracia participativa y más independencia, para más y mejores derechos.
*SERPAJ y CPM.
Publicado en Diario Perfil el día 27 de marzo de 2016: http://www.perfil.com/contenidos/2016/03/27/noticia_0024.html