El Siglo XXI enfrenta a la humanidad con grandes desafíos de defender y resguardar la Vida, amenazada por los grandes intereses económicos y políticos, donde una minoría poderosa privilegia el capital financiero sobre la vida de los pueblos.
Son aquellos que saben el precio de todas las cosas y el valor de ninguno, ignoran que precio y valor no son lo mismo.
El desafío fundamental está en manos de los pueblos que se asuman como protagonistas y constructores de su propia vida y de su propia historia, y deben actuar antes que sea tarde.
La devastación a que están sometiendo a nuestra Madre Tierra, quiebra el equilibrio y la vida planetaria de todo ser viviente.
Es necesario desarmar las estructuras de injusticia, de un mundo acosado por la rapiña de las grandes corporaciones internacionales, como la devastación de la floresta, la mega minería, los monocultivos y los agro-tóxicos quebrando la cadena de la biodiversidad, contaminado recursos vitales para la vida como el agua, un bien cada día más escaso en el mundo.
Los impactos previstos del cambio climático tienen y tendrán impactos desiguales en cada región del mundo, y las capacidades para afrontarlo y sobrellevarlo dependerá de los diferentes grados de vulnerabilidad que presente cada población y país. En todos los pronósticos se verán afectadas sistemas ecológicos por deforestación, reducción de glaciares y hielos continentales, ciclos hidrológicos y la reducción de la producción agrícola según los casos. Tendremos zonas donde se reducirán drásticamente las áreas cultivables, aumentando, la desertificación las tierras áridas, provocando mayor marginalidad, hambre y pobreza.
Los estilos de desarrollo adoptados por los países industrializados propugnan modalidades de consumo y producción que sólo pueden generar mayor presión y expoliación sobre los recursos naturales, generan una gran cantidad de desechos y son los principales responsables del incremento de las emisiones de efecto invernadero.
Las propuestas que se vienen impulsando para responder a los problemas del cambio climático, nos presentan numerosos desafíos para evaluar la distribución de los costos de mitigación del mismo. Los principales responsables de la contaminación son quienes mayor resistencia a asumir compromisos obligatorios para reducir emisiones que generan efecto invernadero y adoptar sistemas de producción no contaminantes.
La contribución de nuestros países a la generación de emisiones es menor podemos desplegar muchas medidas de prevención que beneficien a las generaciones venideras. A la vez que debemos encontrar las mejores estrategias para alcanzar un desarrollo autónomo diferente al de los apises centrales.
Hoy en nuestra región debemos enfrentar en varios países los intentos de restauración de gobiernos conservadores, que se expresa en los agrupamientos de las derechas latinoamericanas, con apoyo de los capitales financieros, las transnacionales y los medios de comunicación, que apuntan a beneficiar a profundizar los modelos de dependencia y explotación de nuestros recursos. Los intentos de recomponer tratados de libre comercio siguen presentes impulsados por EEUU, con variantes similares al derrotado proyecto del ALCA, como es la Alianza del Pacífico recientemente celebrada y sujeta todavía a la aprobación de los parlamentos nacionales. Hoy dicha situación nos obliga a fortalecer las opciones alternativas que fortalezcan nuestra soberanía nacional y la integración para seguir construyendo nuestra Patria Grande.
Los movimientos populares también enfrentamos el desafío de encontrar caminos para un desarrollo alternativo a los modelos que nos presenta esta etapa del capitalismo tardío, que se caracteriza por sus prácticas depredadoras y destructivas del planeta.
También debemos alertar frente a políticas de gobiernos que se postulan como progresistas pero que han optado por implementar modelos neodesarrollistas que no han podido, sabido o querido según los casos, definir estrategias de desarrollo autónomo que supere las herencias neoliberales que reprimarizaron nuestras economías privilegiando commodities, y los procesos de concentración y extranjeración que afectó a las industrias en la región.
Frente a un mundo globalizado las opciones que postulan un desarrollo asociado con las transnacionales, sea bajo las formas las brutales que impusieron las políticas neoliberales, como asì también de ciertos progresismos de matriz neodesarrollista, terminan gerenciando el modelo de dependencia y desigualdad social. Resulta una fantasía sostener que se pueda lograr la justicia social, asociados a transnacionales depredadoras como Monsanto que quieren controlar en todos lados la producción de semillas para imponer sus paquetes tecnológicos, o como la megamineras como por ej. La Barrick Gold que opera como una suerte de estado autárquico binacional entre Chile y la Argentina y que genera altos impactos negativos en el medio ambiente.
Efectivamente debemos discutir el modo de producción y consumo, donde las opciones propuestas por los discursos dominantes, son copiar los modelos de desarrollo existentes, el crecimiento a tasas chinas y el consumo energético siempre creciente a cualquier costo. El modo de producción y de consumo actual de los países centrales, fundado en la acumulación ilimitada del capital, las ganancias y las mercancías, del despilfarro de los recursos naturales, del consumo ostentoso y la destrucción del medio ambiente, no podría replicarse a escala planetaria sin destruir el planeta. Si ese modelo capitalista de consumo no es generalizable, es porque se basa en la explotación y desigualdad con los países periféricos.
¿Porqué debemos naturalizar que no hay más opciones que subordinarnos a las multinacionales y grupos económicos locales asociados?. Estas no van a asegurar ninguna emancipación a nuestros pueblos, no aseguraremos ni la soberanía, ni la justicia social, ni defenderemos el medio ambiente, nuestro hábitat, profundizando estos modelos extractivos que los países centrales nos han asignado.
Enfrentamos permanentes presiones para afectar la soberanía de nuestros países sobre sus recursos naturales, baste señalar a modo de ejemplo el gran interés de las transnacionales en apropiarse de los recursos genéticos cultivados. Incluso via la FAO se impulsan tratados que relativizan los derechos soberanos en favor de los países desarrollados (que no disponen de recursos genéticos) y sus corporaciones.
El TIRFAA (Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura) permite a las compañías de semillas acceso gratis y garantizado a los bancos de genes públicos mundiales donde la mayor parte del material proviene de los agricultores, sin obligación de compartir sus propios materiales a cambio. Debemos preservar nuestra soberanía respecto a los recursos genéticos, fortaleciendo los derechos de los agricultores y pueblo originarios ante todo intento de saqueo y depredación.
Esto que señalo rápidamente cada uno de nosotros lo conoce, lo importante en esta conferencia es encontrar caminos superadores a la situación que vive la humanidad; es un desafío a la creatividad, a la imaginación y al coraje de enfrentar la devastación y destrucción de la vida, provocada por el capitalismo y las empresas trasnacionales de un sistema capitalista perverso que no se puede humanizar porque nació sin corazón.
El Papa Francisco en su Enciclica – Laudato Si-( Alabado sea mi Señor) a señalado con coraje la situación y analiza la grave consecuencia de la explotación de los bienes de la Madre Tierra y la necesidad de preservar y cuidar la Casa Común; hace un llamado de trabajar por la unidad y conciencia de la gran familia humana y buscar nuevos caminos de convivencia protegiendo la Creación, buscando el equilibrio, entre nosotros, la Madre Tierra, el Cosmos y Dios.
Debemos tener en cuenta los diversos encuentros y conferencias internacionales, pero poco se ha avanzado en lograr el equilibrio entre las necesidades del desarrollo humano y la vida de los pueblos, muchos de ellos sometidos al hambre, a la falta de agua, a la marginalidad y devastación a que está sometida la Madre Tierra.
Necesitamos tener un pensamiento holístico para enfrentar los desafíos del presente.
Desde hace años muchas organizaciones, como la Academia de Ciencias del Ambiente de Venecia, vienen impulsando el Tribunal Penal Internacional sobre el Ambiente, lograr la reforma del Estatuto de Roma para determinar que los crímenes contra la Madre Tierra se consideren crímenes de lesa humanidad. Es urgente tomar medidas de control para evitar el incremento de las emisiones que provocan el cambio climático.
Las empresas que dañan la vida del planeta actúan buscando el lucro y no respetan la vida de los pueblos, actúan con total impunidad jurídica, violando la soberanía de los pueblos. La gran mayoría de esas empresas responsables de los daños ambientales proceden del Norte contaminando al Sur.
También debemos tener presente que esas empresas actúan porque hay gobiernos que lo consienten y son cómplices del saqueo a que son sometidos los pueblos que van perdiendo los bienes de la Madre Tierra.
El futuro se construye con el coraje que tengamos de construir el presente, lo que plantamos recogemos. No hay tiempo para esperar otros 20 años y no avanzar en alcanzar objetivos claros para recuperar el equilibrio entre la Madre Tierra y la humanidad.
Es urgente encarar nuevos caminos en el desarrollo de energías renovables para diversificar nuestras matrices energéticas, fortalecer la soberanía alimentaria y preservar los recursos naturales y bienes comunes como el agua; clamor no escuchado por gobiernos y empresas trasnacionales.
Es necesario el cambio de paradigma y registros para evaluar hacia dónde va la humanidad, los bienes y recursos naturales, antes que sea tarde, de eso depende el mundo que dejaremos a nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
Son los movimientos populares quienes en cada tema están instalando en la agenda pública estos debates, son los movimientos campesinos que luchan por la soberanía alimentaria, los movimientos socioambientales que luchan y han parado varios emprendimientos de la megaminería, son los pueblos originarios que defienden la biodiversidad y los bosques nativos, son los trabajadores y usuarios que impulsan la gestión pública de las empresas recuperadas, donde se están gestando y madurando alternativas a estos modelos de dependencia y desigualdad social.
En esas luchas por la defensa y promoción de los derechos de las personas y de los pueblos es donde se están gestando otras alternativas de desarrollo, que aseguren una efectiva emancipación de a nuestros pueblos.
América Latina, o AbyaYala, “el Continente de la Tierra Fecunda” tiene la posibilidad de enfrentar los desafíos de nuestro tiempo a través de la unidad de los pueblos y gobiernos, existen instancias donde el debate y el diálogo son necesarios como la UNASUR y la CELAC, y otras instancias regionales.
Necesitamos generar un nuevo Contrato Social para alcanzar el Buen Vivir, no basta el voluntarismo, se necesita plantear nuevos paradigmas de vida para superar la situación que vive la humanidad y todo ser viviente en la Casa Común.
Enfrentar la deuda con la vida y desarrollo de los pueblos, la deuda ecológica y social, hacer frente al saqueo que sin piedad realizan las corporaciones y revertir el drama que hoy vive la Madre Tierra de despojo y degradación.
El encuentro en Tiquipaya es avanzar con propuestas de la voz de los pueblos a la COP 21 en París, donde sabemos que los países responsables del cambio climático, usarán su poder para no hacer nada y continuar dañando la vida planetaria.
Sin embargo no hay que perder la esperanza, los pueblos se van movilizando y generando instancias en un mundo donde se ha quebrado el equilibrio y la relación profunda entre la Madre Tierra y sus hijos. Es necesario volver a las fuentes en que todo es uno y uno es el todo. Volver a religar los lazos fraternos y la ternura en un mundo donde la ciencia y la tecnología han alterado el pulso y los ritmos de la existencia, provocando la aceleración del tiempo que actúa imponiendo su ritmo al ser humano.
Esto encuentros sirven para abonar y plantar la semilla de la solidaridad y unidad de los pueblos y aprender a caminar juntos.