Buenos Aires, 11 de enero de 2016
A un mes de asumir el gobierno de Macri, hay cosas y hechos que llaman poderosamente la atención. En primer lugar: La decisión de gobernar prescindiendo de uno de los poderes de un Estado de Derecho, como es el poder Legislativo. Durante la campaña, el partido electo puso mucho énfasis en el respeto a las instituciones de la república, sin embargo, en menos de una semana, tiró por la borda su propio discurso con una catarata de Decretos de Necesidad y Urgencia.
Lo que vemos en estos pocos días son señales muy preocupantes. Uno puntual es La Ley de Medios, que no es una Ley K, es de todos los argentinos porque fue amplia y largamente debatida, y porque reemplazó la ley de facto de la última dictadura. Hemos sido críticos con el gobierno anterior, pero siempre estaremos y estamos defendiendo la Ley de Medios y su correcta aplicación. Los argentinos necesitamos más voces, porque la paz se construye en el respeto a la diversidad y aceptando críticas. Lo que si defendemos es la libertad de prensa y no la libertad de Empresa.
Como en una marcha arrasadora, el gobierno de Macri ignora el Congreso Nacional para demoler por medio de falsos Decretos de Necesidad y Urgencia (ni son necesarios, ni se amerita ninguna urgencia salvo la de los grupos económicos y la derecha nostálgica) volteando algunas de las más importantes conquistas de la lucha popular de estos años.
Han tenido particular saña en demoler la Ley de Medios por el desafío que implicaba al Poder Concentrado Monopólico en el plano de las comunicaciones, monopolio de emisoras y medios que es clave en la persistencia de una hegemonía cultural fundada por el Terrorismo de Estado y continuado en las “Democraduras” que hoy incrementa de modo exponencial su costado autoritario, discrecional y macartista.
La mordaza puesta a Víctor Hugo Morales es una más de las que viene poniendo el gobierno de Macri, en un intento de disciplinamiento a través de las empresas privadas, en un vano intento de dejarnos sin voz, a los que pocas veces somos receptados en el circuito comunicacional, a los que resistimos y resistiremos siempre la violación a los derechos humanos. Puede ser que por un tiempo el dominio comunicacional sea casi completo. Puede ser. Siempre habrá un medio alternativo que mantenga el grito y la denuncia.
También habrá que tomar nota para la próxima discusión sobre la democratización de los medios para no quedarse en la forma y avanzar de manera efectiva en la democratización de los medios de comunicación que deberán ser propiedad del pueblo organizado, en una proporción decisiva; para que la “libertad de empresa” no mate la “libertad de expresión” que todos defendemos, y que ahora defendemos contra un gobierno que en el altar de la Libertad de Empresa no duda en sacrificar el derecho de la gente y las organizaciones populares a dar a conocer su punto de vista, sus críticas y sus proyectos.
En esa pelea estamos seguros de encontrarnos siempre con Víctor Hugo Morales y otras voces con los cuales no necesariamente pensaremos igual pero si podemos dialogar. Sin pluralidad de voces no hay democracia.
*Fundación Servicio Paz y Justicia (SERPAJ)
*la Liga Argentina por los Derechos del Hombre
*Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos