Comenzamos el año del Bicentenario (*). Es necesaria la reflexión y el análisis a fin de ver hacia dónde camina el país. Los hechos están a la vista, lo que se siembra se recoge, sabemos que toda sociedad es el resultado de quienes la componen.
El pueblo debe analizar si las políticas impuestas por el Estado y las Provincias están al servicio del pueblo, o responden a los intereses económicos y políticos privilegiando a las empresas transnacionales; como la gran minería que saquea el país y provocan la destrucción ambiental, la contaminación y uso irracional del agua; se llevan el oro, la plata, el cobre y minerales estratégicos con una simple declaración jurada dejando miseria, enfermedades y desempleo al pueblo.
Nada de esto sería posible sin la complicidad de los gobernantes. El veto presidencial a la Ley de protección de los glaciales es una de ellas.
Es urgente y necesaria la reforma de la ley de minería, regular el uso de los recursos y controlar la explotación, sin dañar la vida y el derecho de la Madre Tierra que sufre explotación y destrucción ambiental, el saqueo sin piedad que no le permite recobrar su vitalidad.
Otro eje fundamental en el país, es la decisión del gobierno de pagar los intereses de la deuda externa sin hacer una auditoría para saber cuál es la deuda legítima de la ilegítima.
El gobierno de Néstor Kirchner pagó al Fondo Monetario Internacional. Hoy se quiere continuar el pago y las relaciones con un organismo nefasto para los pueblos.
El gobierno de Cristina Kirchner tiene políticas errantes y pretende pagar la deuda inmoral e ilegítima con las reservas del Banco Central. Es necesario reclamar a las autoridades la realización de una auditoría sobre la deuda externa, saber lo que se ha pagado y que es la deuda legítima y la ilegitima.
Lamentablemente no existe voluntad política del gobierno de hacer una auditoría; tiene miedo que surjan los negociados turbios de los gobiernos durante la dictadura militar hasta la fecha.
El Dr. Alejandro Olmos llevó adelante el juicio sobre la deuda externa; el juez Ballestero elevó lo actuado al parlamento y por decisión del gobierno se niegan a investigar y han impedido la realización de la auditoria.
Otro tema preocupante que no aparece en la agenda de los dirigentes políticos y la sociedad, es el rol de las fuerzas armadas en la construcción democrática.
Los integrantes de las fuerzas armadas son ciudadanos y ciudadanas y no un apéndice de la sociedad; por lo tanto hay que considerar su participación.
No es posible la construcción de un proyecto de país si las fuerzas armadas están ausentes. Estoy hablando de las FF.AA. democráticas al servicio de la soberanía de nuestro pueblo.
Comprender si al cumplirse el Bicentenario, somos un país soberano o una colonia de las transnacionales. Somos dueños o no de nuestros recursos.
Un país que no controla sus recursos y no tiene capacidad de disponer de las industrias bases y estratégicas, es un país sin soberanía.
La Argentina es un país sin soberanía.
El interrogante es: ¿Las fuerzas armadas que concepto tienen de la soberanía nacional, cuando el país ha perdido todos sus recursos y pasado a manos privadas?
¿Cuáles son los valores y la soberanía del pueblo? ¿Qué se entiende por soberanía, si es territorial o es la soberanía del pueblo?
Estos interrogantes deben ser motivo de debate a nivel nacional, saber quiénes somos y hacia dónde vamos.
La realidad nos muestra que están devastando y saqueando los recursos naturales, minerales y energéticos del país con total impunidad.
Hablamos de los pobres, pero pocas veces se plantean ¿por qué hay pobres?- ¿Por qué un país rico como la Argentina, hoy tiene más de 10 millones de compatriotas en la pobreza y se mueren más de 25 niños de hambre por día?
El aumento de la pobreza tiene que ver con las políticas impuestas y son varias las razones para no resolver ese grave problema en aumento, cuando los campesinos e indígenas son expulsados de sus tierras y no se les da créditos, ni existen programas para el desarrollo que los tenga en cuenta y son desplazados hacia las periferias de las grandes ciudades.
Las tierras son vendidas a empresas transnacionales y a terratenientes para la explotación minera, industrial o a los productores de soja transgénica, que generan monocultivos y la destrucción de la biodiversidad por los desmontes de los bosques naturales.
En el Bicentenario es necesario que el pueblo se auto-convoque para pensar y comprender la situación del país y saber hacia dónde vamos.
Hay mucha fuerza y resistencia en la esperanza del pueblo y la capacidad de encontrar nuevos caminos para la vida y desarrollo.
Pensar en celebrar sin analizar y entrar en un auto-convencimiento, que somos un país libre y soberano, es no ver la realidad.
Tengamos en cuenta los acontecimientos que presagian tiempos tormentosos: el golpe de Estado cívico militar en Honduras, los intentos de golpe militar denunciados por el Presidente del Ecuador Rafael Correa, la inestabilidad y ruidos de cuarteles en Paraguay contra el Presidente Fernando Lugo; el malestar de los militares en Brasil cuando el presidente Lula intentó crear una “ Comisión de la Verdad” para saber la verdad de lo ocurrido durante la dictadura militar brasileña; la Ley de Caducidad en Uruguay que no pudo ser derogada en dos plebiscitos.
Las bases militares norteamericanas en todo el continente- en especial las siete nuevas en Colombia y la IV Flota de Mar norteamericana para el control continental – ponen en evidencia que el presidente de los EEUU, Barack Obama se esta destiñendo, asemejándose más y más a George Bush.
Los fantasmas de la Casa Blanca son poderosos y saben que el poder domestica y mimetiza.
Hay que resistir en la Esperanza. Los signos de resistencia y cambio están en el continente.
En Bolivia con el presidente Evo Morales, en Venezuela con Hugo Chavez, en Cuba la Revolución en su resistencia y propuestas de la mano de Fidel y Raúl, en Ecuador con Rafael Correa, en Uruguay el nuevo gobierno con Pepe Mujica.
Esperemos que en Argentina, Cristina tenga la claridad y coherencia para avanzar en la integración continental y esperamos que en estos nuevos emergentes social, culturales y políticos se sumen otros países del continente a fin de construir nuevos espacios de integración, libertad y soberanía.
Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de La Paz 1980).
San Isidro, 5 de enero del 2010
(*)El bicentenario tendrá lugar en la República Argentina al cumplirse 200 años de la Revolución de Mayo de 1810 cuando se produjo la destitución del Virrey español Baltasar Hidalgo de Cisneros.