Adolfo hermano: en este homenaje -que no es el primero y menos será el último- de esta tarde entrañable en el Centro Cultural Kirchner, las Madres y quienes con ellas colaboran te damos un cálido abrazo.
Vos siempre supiste que la paz no es posible sin el fundamento de la justicia. Cuando en plena dictadura (diciembre de 1980) recibiste en Oslo el Premio Nobel de la Paz dijiste bien claro que representabas a los carentes de justicia. Asumías el Premio
“en nombre de los pobres, de los más pequeños y necesitados, los indígenas. los campesinos, los obreros, los jóvenes y los miles de religiosos que trabajan en los lugares más inhóspitos de nuestro continente y de todos aquellos hombres de buena voluntad que trabajan y luchan por construir una sociedad libre de dominaciones”.
Y explicando la “situación angustiante e injusta” de Nuestra América, afirmabas que la compartían “los familiares de aquellos que han desaparecido y especialmente (por) las madres, como las madres de Plaza de Mayo cuya acción por la paz, valorada internacionalmente, conlleva el dolor de la incertidumbre sobre la suerte de sus hijos”.
Adolfo, tu fraternidad afirma la esperanza en esa frase que también dijiste, antes de que se convirtiera en una afirmación universal del mundo que queremos:
“Y quiero afirmarlo con énfasis: ese mundo es posible”.
Otro abrazo para vos en esta caminada juntas y juntos por las anchas avenidas de la paz.
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora
Adhesión a Homenaje a Adolfo Pérez Esquivel