La situación política de Jujuy está demostrando una vez más que los tiempos políticos no son los tiempos de la gente, del pueblo.
Una reforma constitucional representa una responsabilidad y compromiso con todos los sectores de ese pueblo, por eso existe un tiempo prudencial para debatir, discutir y finalmente consensuar los artículos que se quieren reformar.
Pero cuando ese debate tiene lugar en un tiempo récord, resulta al menos peligroso para el bien común y sospechoso a los fines políticos. No se puede, cuando se habla de democracia, violar leyes que amparan derechos y hacerlo de espaldas al pueblo.
Es siempre fundamental la consulta a los distintos sectores; y el hecho de querer prohibir la protesta, multando y persiguiendo judicialmente a quienes la protagonicen, resulta indignante desde cualquier punto de vista.
El tema de la representación de las minorías pasará, según lo que plantea el gobernador Morales, a prácticamente no ser escuchada.
Pensamos también en nuestros hermanos originarios, a quienes normalmente y fundamentalmente en este caso, no se les aplica la necesaria consulta previa, libre e informada, tal como el Estado argentino se comprometió al reconocer el Convenio 169 de la OIT. Y según hemos entendido, las tierras fiscales, muchas de las cuales ellos vienen habitándolas desde hace tiempo atrás, se destinarán seguramente, a negocios inmobiliarios, lo que provocará innumerables desalojos de comunidades originarias y familias sin techo.
Últimamente somos testigos de como la justicia avasalla en algunos casos otros poderes, pero ahora comprobamos cómo un Poder Ejecutivo somete a la población a su voluntad casi omnipotente, ya que no brinda las necesarias posibilidades de discusión.
Si tuviéramos que ennumerar los artículos que el Gobernador Morales quiere anular y reemplazarlos por sus ambiciones, sería muy largo. Solo podemos expresar que en caso de que se apruebe velozmente esta reforma constitucional en Jujuy, no sólo se estarían violando derechos que los pueblos han conseguido con esfuerzo y lucha, sino lo que es peor, constituiría un pésimo precedente para el presente y futuro del sistema democrático.
Gobernador Morales, todavía está a tiempo para rectificar su conducta y pasar a la historia como un dirigente que volvió sobre sus pasos al escuchar a su pueblo.
Recuerde que no siempre los tiempos políticos son los tiempos de la gente.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz
Presidente Honorario del SERPAJ