Los días 3 y 4 de junio de 1976, menos de cien días después de iniciada la última dictadura y la aplicación del terrorismo como política de Estado, grupos de tareas secuestra, en diversos operativos a miembros relacionada a esas comunidades. En Manuelita se organizó la Comunidad en la Parroquia Jesús Obrero.
Desde 1956 los vecinos se organizaron en la Sociedad de Fomento UFO (Unión de Familias Obreras), a cargo del peronista Mariano Barrio, quien ante la proscripción de su partido encaró la política desde la entidad vecinal. El centro de primeros auxilios, el club de amas de casa, el jardín de infantes, la escuela primaria fueron algunas de las obras encaradas por la sociedad de fomento, y por último se llegó a la construcción de la capilla, que los vecinos acordaron bautizar con el nombre de Jesús Obrero. El terreno se ubicó frente a la plaza del barrio, en Balcarce y Pringles, y la primera construcción fue un galpón, una casilla de madera que tardó más de una década en ser reemplazada por la construcción de material. El mismo año que se iniciaron las obras, el vecino Pacífico Díaz donó la imagen de la Virgen del Valle, que fue entronizada en el lugar luego de una peregrinación desde el Colegio Máximo hasta la capilla. El lugar no era solo para las misas dominicales, sino que se hacían feria de platos, compra venta de ropa para el sostén de los trabajos pastorales.
Al padre Vicentini se lo quería mucho, a tal punto que al ser trasladado se elevó una carta al provincial, el padre Jorge Bergoglio, para que reviera la medida, carta que no fue tenida en cuenta. Vicentini fue reemplazado breve tiempo por Juan Carlos Scannone, un intelectual de la iglesia, especialista en religiosidad popular, que no tenía el mismo carisma de su predecesor, pero que pronto se vería obligado a dejar el barrio ante una beca en Alemania, donde consiguió el subsidio para terminar la capilla. Por entonces el padre Adur estaba en pleno proceso de proletarización, alejándose de barrios de clases medias y altas, para instalarse en un barrio obrero. Luego de una corta experiencia en la diócesis de Morón, consiguió que los jesuitas, por entonces a cargo del provincial Jorge Bergoglio, lo autorizaran a instalarse en Manuelita. Como también llevaba a los seminaristas, por estar cerca del Máximo, los asuncionistas compraron una casa a dos cuadras de la capilla. Los seminaristas que llegaron fueron Carlos Di Pietro, Raúl Rodríguez, Luis Ramón Rendón y Paul Smolder. Otros seminaristas que habían pasado por Olivos y no llegaron a instalarse son Juan Isla Casares, Rodolfo Martínez, Gerardo Burton, a pesar de lo cual iban a visitar la casa, y mantenían la amistad con sus ex compañeros.
A sumarse a la pastoral, llegan a vivir en el barrio las monjas del Divino Maestro que tenían su casa en el barrio Bello Horizonte, que eran las hermanas Filomena, Cristina y Nelda..
En Manuelita impactó la vuelta de Juan Perón al país, y muchos adolescentes empezaron a militar en la UES, otros en la JP, otros en el Peronismo de Base, y otros en la capilla. “Por el Luche y vuelve había en el barrio tres unidades básicas, una de los viejos peronistas ortodoxos, otra del PB y otra de la JP, que era nuestra”, recuerda un ex dirigente de la UES.
Compañeros detenidos – desaparecidos en Manuelita, San Miguel:El Padre Jorge Adur era integrante del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo; participó de la misa de exequias donde velaban a los primeros montoneros muertos: Juan Manuel Abal Medina y Carlos Gustavo Ramus; estaba vinculado a las Ligas Agrarias a través de AMA (Acción Misionera Argentina). Uno de sus lugares de militancia era Goya, Ctes. Muchos de los jóvenes de su comunidad militaban en la JIC; otros estaban en la UES; los más grandes estaban en la JP, es decir que la mayoría tenía una participación activa en movimientos sociales, políticos, estudiantiles o religiosos.
ASI ES SECUESTRADO EL PADRE JORGE ADUR
Investigaciones del sacerdote Yves Plunian en San Pablo (Brasil) revelaron que el paso del P. Adur por Buenos Aires tuvo lugar en 1980. De Buenos Aires intentó pasar a Brasil cuando iba a tener lugar la primera visita de Juan Pablo II a este país. Su detención se habría producido precisamente cuando intentaba cruzar la frontera entre Paso de los Libres y Uruguaiana, el 26 de junio de 1980. De hecho, nunca se presentó a la cita que había fijado con su hermana Araceli en Río de Janeiro, en las proximidades de esa fecha.
Ernesto Jauretche, sobrino de Arturo Jauretche, que lo conoció cuando ambos eran exiliados en París, dijo que el P. Adur fue trasladado desde Uruguaiana a Campo de Mayo, junto con Lorenzo Ismael Viñas, Hijo del escritor David Viñas, y que en Campo de Mayo fueron alojados con otros prisioneros en una casa que se levantaba en las inmediaciones del establecimiento militar. En MUÑIZ, San Miguel. En efecto, se ha mencionado esa casa donde Silvia Tolchinsky dice haber visto a Viñas y donde cree que “escuchó los gritos de tortura de quien cree fue el P. Jorge Adur. Ambos, según los dichos de Tolchinsky, habían sido secuestrados dos meses antes en la frontera de Uruguaiana, cuando intentaban salir del país”. Pero, “a fines de noviembre de 1980, Silvia fue llevada a otra quinta y Viñas y Adur ya no estaban” en la que se mencionó primero.
Según Ernesto Jauretche, Silvia Tolchinsky habría dicho que Adur y Viñas permanecieron en aquella casa, torturados y muy maltratados, hasta que Viñas fue arrojado desde un avión militar al Río de la Plata, y Adur fusilado. Pero, siempre según Tolchinsky, Adur como Viñas se habrían mostrado con ánimo entero en medio de los tormentos y nunca habrían entregado la información que les querían arrancar. Además, antes de conducirlo al fusilamiento, a Adur le habrían permitido despedirse de sus compañeros de infortunio y, en la ocasión, éstos lo habrían visto conducirse con entereza e infundiendo ánimo a los otros prisioneros. Y esta misma informante habría expresado también que Adur se dirigió a la muerte dando muestras de fe y confianza en Dios, que a ella le sirvieron de estímulo. Más tarde, Tolchinsky declaró ante el Juez Claudio Bonadío, en la causa por la desaparición de los militantes montoneros, ocurrida durante la Contraofensiva intentada por la organización en 1980.
La misma madrugada de los operativos en La Manuelita, fue secuestrado y asesinado el seminarista obrero Juan Ignacio Isla Casares, de la parroquia Nuestra Señora de la Unidad de Olivos. Otros integrantes de la misma comunidad, y que colaboraban en el barrio Manuelita, fueron secuestrados aquella misma jornada, y tampoco volvieron a aparecer. Algunos se relacionaban con la Fraternidad del Evangelio, mientras que otros eran de la Juventud Independiente Cristiana (J.I.C.) Entre los desaparecidos de aquella jornada se encuentran María Fernanda Noguer (San Isidro), José Villar, Alejandro Sackman, Esteban Garat (Vicente López), Valeria Dixon de Garat (Vicente López) y Roberto van Gelderen.
Al mismo tiempo que reprimimen San Miguel, se producía la noche en Acassuso con los Asuncionistas:
Cae la noche en Acasusso:
El 3 de junio, cerca de las 20, en la parada de la línea de transporte 203, en la esquina de Santa Fe y Urquiza, en la localidad de Acasusso, había un grupo de personas esperando que llegara el colectivo. Entre los que estaban había una pareja (la peluquera Edith Luján Cano y el empleado de correo Mario Alberto Duclós), una joven con su Bebe en brazos (la militante de la UES Fernanda Namba Noguer y su hija Lucía), un muchacho de pelo ensortijado (El Negro Antonio, responsable de la UES-Zona Norte), y otro que se alejó advirtiendo que no era conveniente quedarse pues había autos sospechosos circulando por el lugar (El 48, militante de la UES). Son secuestrados.
Los que no fueron agredidos físicamente fueron la peluquera y el empleado de correo, a quienes luego de los interrogatorios individuales los juntaron, con el bebé aun en brazos de la mujer, y diciéndoles que buscaban al padre de la criatura, ya que se trataba de “elemento subversivos”. A eso de las 6 de la mañana del día 4 la pareja y el bebé fueron encapuchados otra vez, los subieron a un auto, y ya en Martínez, a la altura de avenida del Libertador y Alvear, les hicieron sacar la capucha, les entregaron una bolsa con sus documentos y los terminaron llevando a la casa de la chica, en Virreyes.
Se deduce que el grupo de tareas manejaba información exacta y que, a pesar de haber levantado a todos los de la parada de colectivos, sabían a quién buscaban, por eso la tortura fue con algunos de ellos, y con otros solo interrogatorios verbales. También se observa que buscaban al padre Adur, por las preguntas que le hacían al Negro Antonio, pero aprovechan para atacar a los integrantes de la comunidad de la Parroquia de la Unidad. Que Adur vivía en Manuelita era sabido por muchos, y eso los marinos lo podían saber por parte de los padres jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, que estaban vinculados con las comunidades de Manuelita y la Unidad, y que estaban secuestrados en la ESMA desde el 23 de mayo. Por las declaraciones de Cano y Duclós se puede deducir que los autos que participaron en el operativo pertenecían a la Armada, y los llevaron de manera específica a la ESMA, de esta manera se cree que tanto Fernanda Noguer como José Carballo desaparecieron allí.
Las acciones del grupo de tareas siguieron a las horas siguientes, el grupo no se mantuvo quieto y la noche del 3 de junio un grupo de tareas llegó a la casa de Juan Isla Casares, frente a la catedral de San Isidro, donde irrumpieron y se llevan al ex seminarista asuncionista.
También se recordó a los otros muertos de la Congregación Religiosa de los Asuncionistas como el Padre Pancho Soares asesinado en su Parroquia de Carupá.
Al seminarista Jorge Flaccavento y otros integrantes de la comunidad desaparecidos:
- Alejandro Sackman, (21 años) laico asesor del grupo JIC, desaparecido 29/8/76
- María Fernanda Noguer de Villagra, (19 años) JIC, desaparecida, 3/6/76 (junto a su bebé Lucía, la que fue recuperada tiempo más tarde)
- Esteban Garat, (26 años) desaparecido 28/12/76
- Valeria Dixon de Garat, (23 años) desaparecida 8/6/76
- Roberto Van Gelderen, abogado, (24 años) desaparecido 31/5/77
- Patricia Liliana Dixon, desaparecida (24 años) 5/9/77
- Juan José Jasminoy
- Cristina Escudero
- Fernando Escudero.
En Manuelita fue una jornada de recuerdos, memorias, sueños no destruidos, volver al presente las banderas de todos ellos. De los Asuncionistas y de los 30.000.
Y como dijo el Padre Adur en la última carta que se conoce:
Grabado en París en abril de 1980, dos meses antes de que se produjera su detención y desaparición.
Se trata de un mensaje de estilo casi coloquial, en el cual lo más interesante parece hallarse en su intención: Contarles algo de su vida y narrarles “siete hechos que han marcado un poco mi vida en estos años”.
“En primer lugar, la desaparición de Carlos, de Raúl, de Cristina… la muerte de Juan, de Alejandro, de Pablo, de tantos otros”, es uno de los hechos que han demostrado la intención de la dictadura de hacer desaparecer la esperanza; pero ellos “un día se levantarán y volverán a ser muchos más”.